Civilización o barbarie

Artículo de  Emilio Lamo de Espinosa  en El Mundo, 25/08/2021.

La enorme derrota estratégica de Estados Unidos y de la OTAN en Afganistán, evidenciada dramáticamente por el rápido triunfo de los talibán, es una suerte de aleph o analizador del desorden actual del mundo, que transita amargamente desde una posible paz liberal bajo hegemonía occidental a una confrontación global de grandes potencias. Afganistán es un país mediano, muy pobre, tribal, casi medieval, que importa por su posición: un paso obligado entre oriente y occidente en el centro del mundo.

Como escribió el poeta Allama Iqbal, Asia es un cuerpo de agua y tierra del que la nación afgana es el corazón; su discordia es la discordia de Asia; su concordia es la concordia de Asia. Ha sido siempre un cementerio de imperios en el llamado Gran Juego que enfrentó a los imperios británicos y rusos. Y que dio lugar a sus actuales fronteras, producto de un acuerdo diplomático arbitrario, la línea Durand, fijada en 1893 por Mortimer Durand, diplomático británico, como frontera entre Afganistán y la India, y dividiendo a la población pastún a ambos lados. Una frontera que, tras la independencia de la India y la creación de Pakistán, es hoy frontera con ese país.

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